La familia Taittinger, a la cabeza de la casa desde hace casi un siglo, tiene un objetivo: conseguir la excelencia. «Tener el nombre familiar en una botella supone responsabilidad y exigencia en cada momento. Esta firma ha sabido gestionar las habilidades y el conocimiento del pasado y el compromiso del mañana al mismo tiempo», añade Pierre-Emmanuel Taittinger. Un compromiso que encarna desde hace 40 años y que comparte hoy en día con su hijo Clovis y su hija Vitalie, ambos forman parte del equipo directivo de la Casa. Ellos forman un trío familiar unido y muy complementario.
El estilo de una casa reside en el alma de sus creaciones, al mismo tiempo que en las raíces y la creatividad que inspira su sentido del mundo. Esta doble sensibilidad es hoy en día la fuerza y la particularidad del estilo de los champagnes Taittinger. Una personalidad elaborada, alquímica e intuitiva al mismo tiempo, que han sabido crear y mantener, juntos, Pierre-Emmanuel, Clovis y Vitalie Taittinger, con el apoyo de un comité de cata con talentos complementarios.