Esto se demuestra por el hecho de que Umberto todavía cultiva un viñedo y un olivar que plantó, junto con su padre, a la edad de cinco años. Durante sus estudios, Umberto pasó la mayor parte de su tiempo libre en el campo, su gran pasión por los motores (cuando era joven participó en varias competiciones de rally). Después de completar sus estudios, se dedicó a tiempo completo a trabajar en los campos manteniendo viva una importante tradición familiar. Con el tiempo, esta pasión se ha convertido en su profesión, "el granjero" como le gusta definirse a sí mismo.
A mediados de los 90 creó la bodega y plantó varios viñedos, ya que es cada vez más consciente del hecho de que el valor de un vino también depende de la calidad de las uvas y del lugar en el que crecen. Al llevar a cabo reclamaciones escrupulosas, pero siempre con la máxima atención a los aspectos del paisaje, ha restaurado tenazmente el tipo tradicional de viñedo del lugar, creando una relación armoniosa entre el entorno natural, a veces salvaje, y el trabajo del hombre.
El cultivo de los viñedos sigue la especificación de la lucha integrada para proteger el medio ambiente y preservarlo para las generaciones futuras de las cuales lo toman prestado. Hoy en la empresa, además de Umberto, su esposa Caterina, su hermana Pina y el padre anciano trabajan allí, quien a la edad de 95 años va todos los días a la viña y a la bodega.