175 hectáreas de viñedos

La finca está protegida por 690 hectáreas de bosque. Las noches frescas de Haut-Var aseguran una maduración lenta y óptima de las uvas. Gracias a esto y a sus suelos calizos, sus viñas producen vinos de gran frescura aromática y notable finura. 

Aunque los rosados ​​maduran más tarde, son vinos estructurados y longevos que se adaptan especialmente bien a los maridajes de comida y vino en la cocina contemporánea.

Las especificidades de su terruño aportan a sus vinos una complejidad aromática reconocida por los más grandes. 

Una diversidad geológica única

Dos entidades distintas en términos de geología y altitud caracterizan este terruño. Se encuentra en una meseta de piedra caliza situada a




300 metros sobre el nivel del mar. Esta elevación trae noches más frescas: la amplitud térmica permite una maduración más lenta de las uvas, lo que ofrece más frescura y finura aromática a los vinos.

En esta meseta domina la piedra caliza y proporciona un buen drenaje de las lluvias, lo que permite a las vides extraer esta agua de las profundidades y ofrecer a las uvas su famosa “mineralidad”. Se traduce en gran sutileza, salinidad y tensión en los vinos.

El 20% restante del viñedo se ubica alrededor del castillo, sobre suelos ligeros y arenosos, que aportan riqueza a los vinos.

Esta diversidad geológica, combinada con la de las variedades de uva, ofrece una variedad de opciones esenciales para el desarrollo de las mezclas de las diferentes cuvées de la finca.


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GALERÍA DE IMÁGENESDate un paseo por la bodega

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