La bodega Ceretto fue fundada en la década de 1930: Riccardo Ceretto, que no poseía ningún viñedo, producía vino con uvas que él compraba. El punto de inflexión llegó cuando se incorporaron al negocio sus hijos Bruno y Marcello, con su pensamiento innovador para la época: la importancia de la tierra. Aunque esto parece obvio hoy, los recuerdos de la pobreza de la vida rural en la región de Langhe, tan bien descrita por Beppe Fenoglio en su novela “La Malora” (“Ruina”), todavía estaban frescos, y Riccardo se mostró reacio a invertir en la compra de tierras.